Un hombre que persigue sus sueños
Podría decir que he sido, desde mis 32 y hasta mis 40 años (durante dos mandatos consecutivos -de 2015 a 2023-), intendente de Yerba Buena, una pequeña y pujante ciudad tucumana, en el norte de la Argentina. Podría decir también que antes, entre 2011 y 2015, he sido miembro del Concejo Deliberante de ese municipio, profesor de la Cátedra de Derecho Penal de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), becario en la Fundación Universitaria del Río de la Plata (FURP) y miembro de la Red de Acción Política (RAP). Además, milito en la Unión Cívica Radical (UCR).
Pero creo que he llegado a eso porque soy, primero, un hombre que sueña y que persigue sus sueños.
He nacido en la cuna de una familia involucrada en los destinos de Tucumán: mi abuelo materno, Mariano Ramos, fue diputado provincial y un gran referente político en el este de nuestra provincia; mi tío abuelo, Miguel Mario Campero, gobernó dos veces esta provincia y otro tío, Rodolfo Martín Campero, fue rector de la UNT; recuerdo que en las sobremesas de mi niñez solo se hablaba de política. Quizás por todo esto, desde que abro los ojos y hasta que los cierro deseo un Tucumán mejor.
A fines de 2023, terminé un gran sueño como intendente. Gracias a la confianza de mis vecinos y al sacrificio de un noble equipo de trabajo, pude demostrar que el cambio es posible. Y convertir a Yerba Buena en una ciudad de vanguardia y de transparencia.
Ahora, es tiempo de emprender un nuevo desafío y pasar del plano municipal al provincial. El 10 de diciembre asumiré como diputado nacional por Tucumán. Aquí te cuento qué provincia quiero.
Postdata: también soy marido, padre, hijo, hermano y amigo.